Desobediencias y resistencias
Marina Abramović, Teresa Correa, Itziar Okariz, Regina José Galindo, Matt Mullican, Shirin Neshat, Jürgen Klauke y Sigalit Landau
Orinar, contar monedas, respirar, jugar al hula hoop, subirse a un toro mecánico, pintar, sentarse en una silla o cantar. ¿Qué tienen de extraordinario estas acciones tan cotidianas e, incluso, triviales? En el momento en el que se presiona una pequeña tecla y se alteran ligeramente estos movimientos, la concepción se transforma completamente, perturba al público y éste lo traduce como violencia -en diferentes grados y según las características de la persona-. Sutiles modificaciones que provocan un cambio de interpretación: es una mujer orinando de pie, es contar monedas e introducirlas en un cráneo, es respirar abrazada a un esqueleto, es jugar al hulahop con espinas que hiereån el cuerpo, es subirse a un toro mecánico durante una hora y acabar destrozada, es pintar mientras se está hipnotizado, es sentarse en una silla tras recibir una orden o es cantar y acto seguido empuñar un arma de fuego. Son acciones que la sociedad asume como violentas porque se escapan de su abanico de movimientos correctos y, por tanto, las cataloga como tal. Pero, ¿realmente lo son?
Cuando el concepto de deber desaparece, el ser humano es libre y desobediente frente a un sistema represor. En el momento en el que se suprime una acción robótica, nacida y alimentada desde un sistema heteropatriarcal, así sea con un acto aparentemente -y definido socialmente como- banal, el sujeto abandona su origen etimológico -de sujetar- y se convierte en individuo, descripción que lo convierte en una persona libre.
Adonay Bermúdez
Curador
Proyecto coproducido por el Centro Cultura Audiovisual Gran Canaria
Coordinación Macro Arte Contemporáneo