El ojo desarmado
Nuestra forma de mirar nunca es inocente, entendemos y codificamos el mundo a través de un anquilosado sistema de creencias, construido desde afuera, pero integrado como propio. El proceso de formación es complejo, histórico y sibilino: se desarrolla a través de pequeños gestos y comportamientos cotidianos que consolidan una manera de entender y abordar el mundo. De todos los sistemas que gobiernan nuestras mentes (capitalismo, neoliberalismo, productivismo), el patriarcado es el más antiguo de todos y se replica en los demás. Como apunta Rita Laura Segato, no es una religión o una cultura-estos son sus disfraces -, sino un orden político que es necesario desarticular desde sus cimientos. Este es el objetivo de la exposición: despojar al ojo-entendido como dispositivo de procesamiento de la realidad- de los filtros implantados socialmente, basados en la hegemonía de lo masculino, blanco, heterosexual y occidental, que le impiden ver por sí mismo.
El patriarcado es una superestructura tentacular; un camaleón que adopta la apariencia de su entorno para no ser detectado; un dado con muchas caras que comparten el núcleo de la dominación y la violencia. Las obras seleccionadas evidencian sus diversas mascaras: la religión y los mitos (Cristina Lucas), la moral y los hábitos (Valeria Andrade), el lenguaje e imaginario visual (Olalla G. Valdericeda), la cultura y la historia del arte (Núria Güell), las leyes y mandatos (Regina José Galindo), los estereotipos y las creencias naturalizadas (David Martín, Marta Pujades, Arantxa Boyero) y, como no, el sistema neoliberal capitalista que lo ha integrado con sutileza dentro de su programa (Shoja Azari).
Los proyectos apuntan a un engranaje bien constituido y señalan hacia dónde se tiene que dirigir la responsabilidad. A través de un giro de 180 grados en manera de abordar la cultura de la violación, la propuesta desplaza la mirad desde las víctimas hacia los perpetradores y el régimen de pensamiento que ampra la violencia. Las propuestas debilitan el poder del sistema a través de su desvelamiento, identificando las estrategias de naturalización del abuso y la opresión. En definitiva, enseñan a ver con ojos nuevos, desarmados, libres de aparataje que pervierte el pensamiento antes de ni siquiera mirar. Finalmente, en la muesta no solo se señala el problema, sino que se proponen formas de desactivación de patrones nocivos y maneras sanas de entender la masculinidad desde cualquier sexo.
Nerea Ubieto
Comisaria de la exposición