Malvina Sammamore se introduce en el mundo de la rigidez, utilizando materiales traslúcidos como el latex, papel o acrílico en contraste con otros materiales duros, opacos o brillantes.

Con este enfrentamiento logra "humanizar" la rigidez de la geometría, dotándola de una sensibilidad que se adivina sobre o bajo la "piel" de sus objetos.

El cuadrado adquiere un mundo "vivo interior".

El proceso de experimentar con los materiales es un elemento que añade la riqueza de lo inesperado, lo accidental, la casualidad derivada de explorar lo desconocido.

La práctica se incorpora a un proceso de crecimiento permanente, indefinido, abierto siempre a recibir aportes de materiales descubiertos en la búsqueda de lenguajes más ricos innovadores.

Curador. Rolando Barahona.

"El formato básico del cuadrado insinúa un mundo infinito de posibilidades. El cuadrado multiplicado teje una retícula flexible y multidireccional extensible al infinito, ya que entre más neutro es un módulo, menos rígidos los sistemas a conformar. Al penetrar en esta retícula me siento inmersa en un proceso de " introspección dentro del formato" expresando libremente mis emociones sin palabras". Malvina Sammarone, tomado del testimonio de artista.

" En CUADRADOS encontramos trabajos de diferente potencial expresivo. Algunos son líricos, abstractos y sensuales (…) otros son de vocación geométrica (…) los hay musicales: semejan pentagramas donde la artista dispone formas que al final cada espectador descifrará según sus propios códices. A veces impera el control articulado del diseño pero en otras ocasiones domina el accidente y la intuición de la artista. En ambos casos el saldo es una lección de impecable factura estética. Rocío Fernández, La forma bajo control. Ancora. La Nación, 18 de julio 1999.