El espacio que nunca existió

Verónica Alfaro Rodríguez, Roger Muñoz Rivas, Miguel Solórzano Quirós
Curaduría: Adriana Collado-Chaves
Del 15 de junio del 2017 al 13 de septiembre del 2017.
El Tanque Laboratorio de Ideas
El espacio que nunca existió. Verónica Alfaro Rodríguez, Roger Muñoz Rivas y Miguel Solórzano Quirós

El espacio que nunca existió

El Tanque es un espacio destinado a proyectos artísticos experimentales y procesuales. Bajo esta lógica, Verónica Alfaro Rodríguez y Roger Muñoz Rivas se presentaron a la convocatoria abierta para la selección de proyectos a ser desarrollados en El Tanque durante el 2017.Su propuesta fue escogida porque proponía trabajar con relaciones entre palabra y forma al tiempo que pretendía potenciar las cualidades espaciales y sensoriales del espacio. Llamó por tanto la atención que no propusieran exponer una obra dentro de El Tanque, sino convertir a El Tanque en un territorio en obras. Al equipo se sumó posteriormente el arquitecto Miguel Solórzano Quirós.

Esta es una propuesta interdisciplinaria, en la que se intenta reconstruir los espacios de la novela “La Ruta de su Evasión” (1948) de la escritora costarricense Yolanda Oreamuno (1916-1956). Al igual que sucede con la novela, esta obra de arte es una composición experimental e introspectiva, carente de unidad interior. Más que precisión histórica respecto a cómo era una vivienda guatemalteca de clase media en la década de los cuarenta, lo que importa es recrear la arquitectura y atmósfera de una residencia que se convierte en sí misma en personaje, pues se constituye en el eco materializado de las relaciones que establecen los personajes de la novela.

El espacio que nunca existió

A los tres creadores de este trabajo les ha interesado más investigar el dialoguismo entre texto e imagen, que ahondar en las lecturas feministas que históricamente se han dado a “La Ruta de su Evasión”. En este sentido, su aproximación a lo psicológico de la novela acontece desde las posibilidades sensoriales que puede suscitar El Tanque. Este es en sí mismo un espacio agreste: tiene temperaturas extremas, después de un rato genera ahogo y en su encierro es prácticamente inhabitable.

El Tanque deviene el escenario perfecto para evocar la casa de los Mendoza, una familia de clase media formada por Vasco, Teresa y sus tres hijos. La novela se hilvana en torno a sus vidas truncadas. Teresa murió tras años de sometimiento a las agresiones de su marido. Ella lo aguantó porque soñaba con una casa que nunca tuvo. En el fondo, la vivienda que habitaban era el espejo de sus vidas descompuestas.

El espacio que nunca existió

¿Cómo se vería una estructura constructiva que se está desintegrando? Este es uno de los desafíos del proyecto. Por eso, a lo largo de trece semanas la casa se irá construyendo hasta llegar a un punto en que después se empieza a desmontar.

Es importante subrayar que el colectivo no intenta recrear al pie de la letra un espacio que ni siquiera existió como descripción precisa en el libro de Yolanda Oreamuno. Intenta propiciar estados anímicos a través de la escenificación de una casa que es el espejo de una familia que está en proceso de desintegración.

El espacio que nunca existió

En palabras de sus creadores:

Verónica: La principal inquietud con la que nace el proyecto es a partir de la novela La Ruta de su Evasión y su relación con La Casa, percibiendo esta última como presencia, protagonista silencioso, espacio contenedor de experiencias y de decadencia. Conociendo la poca información que se ha desarrollado del espacio tanto físico como psicológico, el propósito inicial fue trabajar sobre el vínculo entre el texto, la imagen y la interpretación, así como la imposibilidad y el fracaso de reconstrucción de espacios ficticios.

Miguel: El punto de partida del proyecto es una estructura con una serie de espacios delimitados en los cuales su uso no se encuentra determinado, sino que cada uno presenta una serie de cualidades que permiten desarrollar diferentes ejercicios. De la misma manera, la disposición de los diferentes espacios no guarda ninguna relación con la totalidad. Aunque su disposición produce relaciones específicas en el espacio.

Róger: Debido a la naturaleza de nuestro proyecto, se notificará y compartirá información mediante la documentación de las modificaciones que ocurran en el Tanque. Estamos conscientes que el proyecto se configura en la incertidumbre y el azar. Este proceso será más un campo de experimentación sensorial, que un discurso claro y cerrado en sí mismo. La decepción o sorpresa estará latente, el espectador podrá visitar y deambular en el proyecto mientras este continúa en constante cambio. Por lo tanto, podrán dar seguimiento al proceso si a así lo desean.

En el Facebook “MuseoMADC.CR” se irán registrando, semana a semana, los cambios que irán aconteciendo en “El espacio que nunca existió”. Le invitamos a que lo siga.

Adriana Collado-Chaves Curadora.